La familia noble De Villalta acude a una fiesta. Pero esa misma noche reciben una carta que cambiará sus vidas y una de las hijas, Inés de Villalta, decide viajar a la Península desde Canarias, donde viven, para solucionar el problema y tratar de devolver la felicidad a su familia. Al mismo tiempo, un joven ingenuo llamado Modesto Andújar llega a Cádiz, ciudad donde se aprobó la Constitución de 1812 (La Pepa), en busca de los vestigios liberales. Pero correo el año 1815, inicio del reinado absolutista de Fernando VII, y pronto el teniente coronel Alonso Guzmán le dirá que se cuide si no quiere acabar mal.
Los mil nombres de la libertad (Suma de Letras, 2022), es la tercera novela de María Reig, y traslada al lector a los años convulsos que van desde 1814 hasta 1823. Es decir, los seis años del Sexenio Absolutista (1814-1820) de Fernando VII tras regresar a España, hasta el final del Trienio Liberal (1820-1823), cuando el monarca aceptó la senda de los liberales. En la novela, Reig plantea una trama muy buena en la que cada uno de los personajes involucrados tiene sus propias ansias de libertad.
¿Pero qué es la libertad y cómo es posible llegar a ella? Esa pregunta le hará en un momento dado Alonso Guzmán a Modesto Andújar, un señorito de Jerez, en esta novela, que es una mezcla de géneros literarios, desde la novela histórica hasta la novela espías, pasando por el género de novela romántica. Todo ello mezclado y agitado, pero no revuelto. Con un estilo narrativo muy cuidado, con algunas frases en las que apela al lector directamente rompiendo la narración en tercera persona omnipresente, la novela nos guiará por la búsqueda de la libertad de, sobre todo, estos tres personajes principales.
Inés de Villalta es una joven noble que entrará a trabajar como parte del servicio de la familia Somoza, cuyo matrimonio –Mariana Fondevilla e Ildefonso– son los Marqueses de Riofrío y viven a medio camino entre Salamanca y Asturias, donde Ildefonso tratará de expandir un negocio minero. La Guerra de la Independencia ha finalizado y los Somoza están al servicio del Rey de España como parte de los más allegados a la Casa Real. Inés, camuflada, trabajará como espía para El Benefactor para descubrir los secretos de la familia sin que nadie lo sepa, ni siquiera la suya propia. Vivir como sirvienta, sin libertad, será su manera de devolverle la vida a su hermana Dolores.
Alonso Guzmán, teniente coronel que luchó en la Guerra de la Independencia -de cuando permanecen amistades como el teniente Conrado Íñiguez, absolutista y mucho más metido en política que Guzmán, que intenta alejarse de ella-, también es un noble y trabaja como espía a las órdenes del Rey. Su misión: desenmascarar y pasar informes sobre todos los liberales que vivan en Cádiz y que traten de acabar con la monarquía. Con sus fantasmas del pasado a cuestas, ahogando las penas en alcohol en el bar de Paquillo con la compañía del Ahorcaperros y de la prostituta Filomena Esquivel, Guzmán ejercerá su profesión sobreviviendo como puede y tratando de evitar que el joven Andújar vaya por el mal camino.
En Los mil nombres de la libertad, María Reig unirá los destinos de todos estos personajes en una novela que mejora la calidad de sus libros anteriores, con semejanzas: Reig plantea novelas de amor y libertad en épocas de odio y guerra. En Papel y Tinta lo hizo en los años previos a la proclamación de la Segunda República, con una joven, Elisa Montero, atrapada en un matrimonio infeliz y queriendo ser periodista disfrazada de hombre; y en Una promesa de juventud con una investigación sobre la vida en internados privados suizos antes del estallido de la II Guerra Mundial.
Como en esos casos, Los mil nombres de la libertad, aunque con una trama más elaborada y progresando en lo que se refiere a escribir mejores novelas, Reig juega con estos mimbres: la lucha de antagonismos. La libertad frente a la opresión, el amor frente al odio, el bien frente al mal, la razón frente a la sinrazón. Y lo hace en un contexto histórico posterior a la invasión francesa en España y a la Guerra de la Independencia, muy propicia para escribir una novela de espías y delatores: quien podía, delataba a sus enemigos frente al Rey para ganar poder y confianza.
Mezclando géneros literarios, como se ha comentado antes, la novela plantea cómo Inés de Villalta, Alonso Guzmán y Modesto Andújar se ven como piezas de ajedrez en medio de una partida demasiado grande para ellos, sobre todo Inés y Modesto. Pero cada uno con su papel en que el futuro de España se vea desde el triunfo de los liberales constitucionalistas o, por el contrario, desde el éxito de la monarquía absolutista de aquel Rey que felicitaba por carta a Napoleón mientras el pueblo español le llamaba El Deseado con los franceses en el poder en España.
Los mil nombres de la libertad tiene este triángulo como eje principal, pero cada personaje perseguirá o soñará con su propia libertad. Más allá de la política, la prostituta Filomena Esquivel imaginará su futuro sin tener que vender su cuerpo; o el joven Jonás, hermano de Cosme y Alonso Guzmán, querrá enamorar a una joven cuando su destino es entrar en la vida religiosa. Estos son dos de los ejemplos más próximos a las tres tramas entrecruzadas y principales de la novela, que demuestra cómo María Reig (1992), al igual que otra joven novelista de la que he hablado, Laura Mas (1989), son dos de las escritoras con más proyección para los próximos años y décadas.
La razón es que ambas tienen la capacidad de crear historias y novelas de gran valor, de momentos las dos en el género histórico y con perfiles de literatura feminista: los destinos de las mujeres en sus novelas son las que marcan el ritmo y se centran en mujeres que, reales o inventadas, cambian o intentan cambiar el rumbo de la historia. María Reig ha evolucionado en calidad, como se espera de los buenos escritores y escritoras, y en esta tercera, Los mil nombres de la libertad, deja una novela histórica de gran calidad en manos de los lectores.
¿Qué nombre tiene la libertad? Para algunos, el destino de un país frente al monarca opresor; para otros, precisamente la defensa de la monarquía; otros tienen en el sacrificio personal y la salvación de su familia esa libertad. Aunque se trata de una novela ambientada en una ciudad costera en gran parte (otras en ciudades oscuras y llenas de suciedad como Madrid, o en Aranjuez), bien es cierto que para ninguno de ellos está en echarse a la mar en barco, pero el amor (por los ideales o por una persona) y la libertad pueden estar en unos ojos azules como el mar. O del color que sean. Pues en esta novela, como en otras como Lejos de Luisiana (Premio Planeta, 2022), el amor y la libertad van unidos de la mano.
Los mil nombres de la libertad, por lo tanto, es una novela de historia, de política, de traiciones, de amor, de opresión, de sueños por cumplir, de pesadillas nocturnas, de ideales que están por encima de los sentimientos. Y también de las extremas diferencias de dos mundos que viven casi siempre separados: la pobreza del pueblo frente a la riqueza y la pompa de la nobleza y la realeza.
El caldo cultivo perfecto es el periodo histórico elegido por María Reig para Los mil nombres de la libertad, que le sirve de marco para emocionar y plantear una historia perfecta en la que las apariencias engañan, el dinero no da la felicidad y cada persona tiene su idea de libertad.