Portada de Una madre

Reseña de la novela ‘Una madre’, de Alejandro Palomas

Es Nochevieja y Amalia, una mujer de unos 65 años y divorciada, prepara la cena para despedir el año en familia. Lo hará con sus hijos: Fer, que es actor de doblaje y locutor; Silvia, la mayor, con su perfil psicológico de mujer en continua tensión; Emma, la en apariencia más frágil, con su pareja, Olga; y el tío Eduardo, vividor y dandy. En la casa, donde se pasará de la risa al silencio y la tristeza, les acompañarán las dos mascotas: Shirley, la perrita de Amalia, y Max, el gran danés de Fer.

Una madre‘ (Ediciones Siruela, 2014) cuenta esta historia familiar que transcurre en la ciudad de Barcelona alrededor de una familia cuya madre, Amalia, una mujer albina que está viviendo sus primeros meses y años de libertad tras el divorcio, será el centro sobre el que pivotarán las vidas de los demás familiares.

Esta es la primera novela de una trilogía en la que los mismos protagonistas, aunque algunos se perderán por el camino, transitarán un camino en el que Amalia cada vez verá menos y correrá el riesgo, entre otras cosas, de pincharse con las agujas mientras cose para Fer. Pero además, descubriremos a una mujer a la que sus hijos deberán cuidar para evitar que la roben o caiga en trampas y redes demasiado incómodas.

Una madre‘ narra esta historia en el último día del año en la ciudad de Barcelona con una estructura básica que se repetirá en las siguientes dos novelas: un presente en el que transcurre una acción que regresará continuamente a distintos puntos del pasado. Ese pasado del que es imposible huir y mucho menos si es doloroso.

Y eso sucede con los distintos protagonistas de esta novela, cada uno a su nivel, cada uno con sus muchas penas y ninguna gloria, que aparentarán una cosa y son realmente otras muy distintas. Amalia en el centro, adaptándose a una nueva realidad sin un marido que no la quiere y que no la respete. Con una nueva libertad con alas a las que les cuesta batirse y echar el vuelo.

Esta es una novela en la que cada personaje recorre un camino que acaba en el abrazo de Amalia. Es una buena novela, bien narrada, con distintas tramas que se abren y se cierran, se mezclan y se separan, con un lenguaje que hace que se lea rápido. Como rápido se enfada y se tensa Silvia. Como rápido acude Fer a casa de su madre. Como rápido se nota la fricción con Olga. Como rápido Emma aparece como una mujer con la que el lector siente empatía. Como rápido el tío Eduardo se muestra como un dandy de éxito.

No es una historia en la que los acontecimientos pasen con rapidez, sin embargo. No es una lectura acelerada, no hay grandes giros, no es una montaña rusa como tal, aunque sí hay momentos, como en la vida, en la que cuando la verdad abre la puerta, todo cambia y todo se ve con otros ojos. Pero no, como se dicen de vez en cuando los personajes a sí mismos y a los demás, con los ojos de la verdad.

Esa verdad que en un momento u otro tiene que aparecer, como la valentía para enfrentarse a la vida. Una vida, la de esta familia, en la que siempre hay una silla y unos cubiertos para quienes ya no están, como la abuela Ester, quizás el personaje con las ideas más claras y con las frases más rotundas, como esas leyes de la vida que solo los ancianos saben por todo lo que han vivido.

Una madre‘ no es una novela de valientes. Es una novela que muestra más las debilidades que las fortalezas humanas, porque la verdad es fortaleza, la valentía es fortaleza, y los seres humanos, no todos los seres humanos, están equipados para sobrevivir, sin balancearse, en un mundo de verdad y valentía personales. Esta familia es una muestra de cómo, una tras otras, las mentiras se adueñan de un núcleo familiar.

Y poco a poco las mentiras o las verdades que se han ocultado durante mucho tiempo, los secretos, deben deshojarse. Así ocurre en esta trama, en la que Fer, como narrador en primera persona, desgranará el camino por el que el lector deberá caminar y reflexionar. Porque todos mentimos, todos ocultamos cosas a los seres queridos, todos tenemos secretos, todos tenemos alguien a quien proteger, quizás hasta hartarnos, como le pasa a Silvia.

En la cena de la casa de Amalia no solo se sienta una familia sin un padre que no quiere saber nada de sus hijos ni de su exmujer, porque en realidad nunca quiso saber nada. No, no solo ellos. En esta mesa, la última cena del año, se sentarán muchos «por qués» sin respuesta, muchas dudas, muchas miradas que esconden muchas palabras sin decir que tienen que terminar saliendo.

Hay mucho, y muy bueno, en las páginas de esta novela, de ‘Una madre‘, primera parte de otras como ‘Un perro‘ y ‘Un amor‘.

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