Una crisis energética en un mundo hiperconectado en el que las identidades digitales son casi más importantes que las identidades reales de las personas puede provocar que el futuro cambie totalmente con respecto al presente (¿o quizás no?) y que los excesivos contenidos digitales de los humanos, controlados por una sola persona o sistema, provoque la falta de libertades y el fin del mundo tal y como lo conocemos a principios del siglo XXI.
Como toda novela distópica, como toda distopía futurista, ‘El palacio de Petko‘ (Harper Collins Ibérica, 2017), escrita a cuatro manos por Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, toma una serie de elementos globales de la actualidad, del año 2017, y realiza un salto hacia adelante planteando una serie de problemas muy serios. Y desde el punto de vista, además, de que esta es una novela juvenil cuyos personajes principales, son jóvenes veinteañeros o que no han llegado ni siquiera a cumplir los 20 años, lo hace apelando a la lectura de los más jóvenes, de los denominados ‘nativos digitales’.
Transcurre el año 2215 y K. es el líder del Mundo Petko, quien maneja los hilos del sistema KB gracias a una serie de informáticos entre los que se encuentra Cavey, su sobrino-nieto. El Antiguo Mundo ha sido prácticamente borrado. Los seres humanos, debido a la carestía de los recursos energéticos, viven en casas o módulos conectadas únicamente por medio de una red de túneles. Para viajar, son necesarios los avatares. Igual que son necesarios unos cascos especiales para poder respirar porque la atmósfera está tan sucia y enturbiada que si no, los humanos mueren. Y tres chicas jóvenes pierden sus avatares y así comienza a cambiar el rumbo de la historia.
La narración de esta obra de ciencia-ficción, limpia, de muy fácil y entretenida lectura, está basada en una triple primera persona. Los narradores son Cavey; Ahti-Anne, una joven insegura con su cuerpo, que acaba de graduarse como Guardiana de Petko, sin padre y cuya madre está enferma y la avergüenza continuamente; y Lydia, la prima de Cavey, muy inteligente e intuitiva, pero que sufre una enfermedad sin cura (de las pocas incurables en este año 2215): el Síndrome de Huida de Petko o SHP.
Ellos tres, ayudados por una Guardiana llamada Zida y siguiendo las órdenes de K., tienen que descubrir qué ha pasado con los avatares de las tres chicas, ya que pasados siete días sin ellos, las jóvenes morirán. Como le ocurre a cualquier humano. Pero página a página la historia se complicará, no sólo por las inquietudes e inseguridades propias de cualquier adolescente o joven, y la realidad se irá abriendo ante sus ojos. Descubrirán un mundo que tiene más agujeros virtuales y reales de lo que parece. Descubrirán que los ricos tienen beneficios para manipular el sistema gracias a que lo financian. Y mucho más.
Enfrentándose a sus propios sentimientos, a sus miedos, al amor, a la soledad… Cavey, Ahti-Anne y Lydia estarán ante la aventura de su vida. ¿Cómo discernir lo real de lo virtual? ¿Qué peligros tiene que lo virtual se apodere de la vida real de las personas? «La identidad digital es más poderosa que la identidad real y, al final, es la que condiciona toda nuestra vida (…) ¿Era agradable el Antiguo Mundo? No lo sé, pero el menos era real«, llega a decir Lydia.
El Mundo Petko (en el que han desaparecido las plantas y los animales reales, sólo existen sus avatares) está consolidado sobre la base de la digitalización/virtualización absoluta de la vida de los seres humanos, una realidad que, sin embargo, no puede acabar con la esencia del ser humano, con las dudas sobre la vida, sobre los peligros que pueden conducir a la muerte, con el amor, con el miedo… ni con la lectura y la literatura, incluso con la cultura en el más amplio sentido de la palabra. Un elemento muy importante de La Resistencia, un grupo de humanos que intenta acabar con el Sistema KB. Dentro de la cual, como en toda organización, esté del lado que esté, de los buenos o de los malos, existe una división entre distintas facciones (pacíficas o violentas).
‘El palacio de Petko‘, además de una novela futurista, distópica, de ciencia-ficción y juvenil, es un alegato profundo a favor de la esencia humana, una llamada de atención sobre las posibles consecuencias de dejar la vida real en manos de la vida ficticia que suponen los medios digitales. Un alegato a favor de la cultura, de la crítica, de la libertad de pensamiento y de información, tan atacadas en la realidad. Elemento que en esta distopía, como en otras, está tan presente como en realidad lo está ya en la vida actual, por desgracia.
Querido lector, que antes o después de leer esta reseña, tiene entre sus manos ‘El palacio de Petko‘: léala y disfrútela, recapacite sobre su contenido, sobre la vida real y sobre los riesgos de la digitalización y el manejo que se hace de nuestros datos personales por parte de las empresas tecnológicas. Recapacite sobre el mundo actual, como bien sabe, cada vez más tendente al nacionalismo excluyente, sobre las guerras del presente, que nos afectan, sí, aunque no seamos las víctimas directas de las bombas ni de los flujos migratorios. Porque toda la Humanidad forma parte del mundo actual. Y porque toda la Humanidad forma parte del Mundo Petko. Una ilusión, una ficción ambientada en el futuro. Pero con un poso profundo de actualidad y realidad.
Ese es su gran valor, además de la calidad literaria que tiene en todas y cada una de sus páginas. Siéntese a disfrutar de una lectura que no le dejará indiferente. Sea un Lector.
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