reseña de 'Y Julia retó a los dioses' de Santiago Posteguillo

Reseña de ‘Y Julia retó a los dioses’, de Santiago Posteguillo

Septimio Severo es el divino imperator de Roma. Su esposa, Julia Domna, originaria de Siria, ha logrado vencer a todos los enemigos que se interponían en su camino hasta el poder. Ahora, la Dinastía en marcha, con sus hijos Antonino y Geta como césar y augusto imperiales. Pero algunos dioses del Olimpo, como Vesta, se oponen a ella. Así que el supremo dios Júpiter decide que Julia deberá superar cinco pruebas, a cada cual más complicada.

Y Julia retó a los dioses‘ (Planeta, 2020), novela histórica de Santiago Posteguillo, es la continuación de ‘Yo, Julia‘, ganadora del Premio Planeta 2018. Julia Domna ha enfadado a algunos dioses del Olimpo, pero tendrá a otros a su favor, como a la propia Minerva, hija de Júpiter. Aun así, tendrá que ir superando una serie de pruebas. Todo ello lo cuenta el médico imperial, Galeno, en su diario, como ya sucediera con la primera novela. Que, pese a sus conocimientos médicos, no sabrá qué hacer cuando la augusta sufra un karkinos o cáncer, sinónimo de cangrejo.

Santiago Posteguillo continúa así la historia de intrigas, estrategias, asesinatos, odios, rencillas y luchas sangrientas por el poder de Roma y el Imperio Romano. La historia se sitúa en la última década del siglo II después de Cristo. Pero Julia Domna no solo tendrá que luchar contra enemigos de fuera de la familia. El Imperio tiene dos partes que defender: la familia imperial y las propias fronteras imperiales, siempre amenazadas por bárbaros o partos.

En lo concerniente a la propia familia, Julia Domna instigará para sembrar el odio en su propio hijo Agustino para luchar contra el jefe del pretorio, Plauciano. Líder de la guardia personal del emperador, Pluaciano es amigo del propio Septimio Severo. Julia desconfía de él, sabe que su sed de poder le llevará a traicionar al emperador, a asesinarle y, después, a toda su familia. Julia intentará obtener todas las pruebas posibles para que su marido le haga caso, pero él está ciego. Al mismo tiempo, Plauciano sabe que ella sospecha de él.

La luz de la sabiduría y la estrategia ilumina a Julia con clarividencia más que a ningún otro personaje protagonista de esta novela coral, como lo fue la primera, ‘Yo Julia‘. Eso no quiere decir que Septimio Severo sea ignorante, al contrario, es un gran estratega. Pero la mirada de Julia ve más allá que el resto y siempre va un paso por delante. Ella gobierna más Roma que el propio imperator, aunque en apariencia puedo no ser así. Sucederá lo mismo con el paso de los años cuando la Dinastía se haga realidad y el poder pase de Septimio Severo a sus dos hijos, Antonio y Geta, y después también.

Pero como sabemos por la Historia y por lo excelente que tiene la narración de ‘Y Julia retó a los dioses‘, quien siembra odio recoge tempestades. Y el odio que habita en el corazón de Antonino contra Plauciano no se verá reducido con el paso de los años. Lo que llevará a ambos hermanos a una lucha sin cuartel que no se quedará solo en las carreras de cuadrigas en el circo romano. Irá mucho más allá, aumentando las tramas, que el autor despliega con total claridad, poniendo todas las cartas encima de la mesa y no dando mucha lugar a la sorpresa.

La novela es perfecta en cuanto a la narración, a la evolución psicológica de los personajes, en cuanto a las referencias históricas, a la semblanza del carácter humano, el difícil equilibrio entre fuerza militar y fuerza político con el Senado al frente en la Antigua Roma. En ella, el lector casi siempre sabrá lo que va a suceder, porque casi siempre sucede exactamente lo que alguno de los personajes, sobre todo Julia, trama. En otras ocasiones sí vemos reacciones y acciones llamativas que sorprenden. Son intrigas internas y externas, algunas afectarán a la propia familia, a las relaciones de Julia con su hermana Maesa. Por todo ello, es una novela muy completa.

Y Julia retó a los dioses‘ muestra una lucha continua entre mortales y de Julia Domna contra todas las pruebas que el dios Júpiter lanza contra ella. Unos dioses están a favor de Julia, otros en contra, cada uno maniobra y teje alianzas a su favor, con tal de derrotar o hacer que la augusta gane. Estas luchas siempre se cobran muertes, las traiciones se pagan paras, da igual ser un senador, un pares conscripti o un legatus.

Julia Domna es una mujer ambiciosa que hará todo por el poder: por llegar a él, como se vio en ‘Yo, Julia‘, manteniéndose firme antes las flechas lanzadas por el emperador Comodo; y como se ve en ‘Y Julia retó a los dioses‘, manteniéndose firme ante las pruebas de los dioses del Olimpo. Su carácter es muy parecido en muchos aspectos al de Cersei Lannister, personaje de Juego de Tronos: quiere llegar al poder como sea, hará cualquier cosa por cuidar a sus hijos y que estos lo tengan, aniquilará a quien se interponga en su camino y tiene claro que en el juego por el poder, o se gana o se muere.

Muerte hay mucha en esta novela, como no podía ser menos teniendo en cuenta la evolución del Imperio Romano. Con sus entresijos tan bien relatados en la narración, que cuenta, además, cómo incluso los dioses se van haciendo viejos. Lo hace Júpiter, que piensa en cómo evolucionará la idolotría por el nuevo Dios de los cristianos, esa religión que va tomando cuerpo a cuerpo y que atraerá, aunque sea delito, a personas del entorno de Julia Domna. Una augusta no solo inteligente, también bella, que atraerá a hombres como Quinto Mecio, jefe del pretorio tras Plauciano, aun sabiendo que sus deseos no son aceptables porque ella es esposa de emperador y madre de emperador.

Un entorno en el que Julia sabrá cómo ofrecer recompensas, incluso a sus propios esclavos. Como Lucia y Calidio, viejos conocidos para los lectores que ya son protagonistas en su medida en ‘Yo, Julia‘. Cualquier esclavo, por baladí que parezca, tiene su papel en la Historia. Como lo tiene el propio Galeno, el médico más afamado de la época, en busca siempre de varios libros prohibidos en los que Erasístrato y Herófilo hablaban de sus descubrimientos diseccionando cadáveres en la época tolemaica de la Grecia Clásica, en el siglo III antes de Cristo.

Galeno, como Julia, busca y explota lo máximo posible el conocimiento. Una, para crear y hacer que permanezca en el tiempo una Dinastía, la suya, en el poder del Imperio Romano. Otro, para conseguir mejorar la medicina y hallar respuestas que abran la mente del ser humano, traspasando una frontera sacrílega: la de cortar la piel de las autopsias para ver el cuerpo humano por dentro y poder curar enfermedades conociendo cómo es un muerto por dentro.

En definitiva, ‘Y Julia retó a los dioses‘ es una novela que sigue perfectamente la estela magistral de ‘Yo, Julia‘. Santiago Posteguillo deslumbra una vez más con una narración fascinante, completa, de todo lo bueno y lo malo del ser humano. Mostrando cómo un Imperio puede morir en cualquier momento, y cómo una mujer es capaz de luchar contra el designio de los dioses del Olimpo. Pero teniendo en cuenta que siempre, por muy poderosos que sean los mortales, aun consiguiendo venganza en el mundo de los muertos, siempre hay al menos un Dios más poderoso que todos ellos.

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