El inquisidor Álvaro de Valcárcel y Ovando preside en la Plaza Mayor de Cáceres el ahorcamiento de La Corada, una mujer condenada a muerte por la Inquisición. Antes de morir, le lanza una maldición. Es comienzos del siglo XVII y cada muerte es un paso más hacia la gloria de cualquier inquisidor. Pero esta muerte es distinta a las demás.
‘El fuego de la hereje‘ (CreateSpace Independent Publishing Platform, 2018) es la primera novela de la saga Sacrilegus, de la historiadora Beatriz Maestro, que también es la cronista oficial más joven de la Junta de Extremadura. Esta es una historia de amor, pasión, muerte, hambre y destinos cruzados desde el momento en que Álvaro de Valcárcel y la descendiente de judíos Ana María Juárez nacen el mismo día.
El 11 de abril de 1595 nacen los dos personajes principales de la novela. Uno de ellos, Álvaro de Valcárcel, hijo del hidalgo Gonzalo de Valcárcel, nacerá con una marca que su madre verá siempre con preocupación, como si una maldición hubiera caído sobre él. El día del ajusticiamiento de La Corada, el joven inquisidor sabrá que la maldición es cierta.
La Inquisición goza de un enorme poder en la España del siglo XVII, que desde hace décadas se ve azotada por la peste negra. Muchas personas mueren como consecuencia de esta enfermedad reconocible por los bubones supurantes que aparecen en zonas del cuerpo como las axilas. No hay cura segura para esta enfermedad. Pero Ana María Juárez se convertirá en una experta, no obstante, que salvará vidas de sus conciudadanos cacereños.
Álvaro de Valcárcel y Ana María Juárez pertenecen a dos mundos distintos, uno lleno de riqueza en su palacio, aunque solitario porque no le dejan salir, y otro pobre, sin ostentaciones, pero con una riqueza basada en el amor de su familia. El poder conlleva soledad; la pobreza, en muchas más ocasiones, amor y compañía.
Ambos mundos, como las dos personalidades distantes de los dos, ella mucho más fuerte y con más coraje, él siempre con algún tipo de culpa, duda o contratiempo a cuestas, se encontrarán y verá nacer un fuego que es imposible apagar aunque pasen los años.
Porque ‘El fuego de la hereje‘ es una novela romántica en la que el amor llega a ser más eterno y poderoso que el fuego que quema los cuerpos bajo las condenas a muerte de la Inquisición. Temida por todos, esta institución eclesiástica no puede dar su brazo a torcer frente a los herejes. Y Ana María Juárez es una hereje, ya que es una descendiente de judíos que en el seno familiar sigue, con su padre Joseph y su hermana Lorenza, con los ritos judíos.
La ciudad de Cáceres aparece retratada de forma que los cacereños la reconocerán, desde la Plaza Mayor hasta San Juan, pasando por la judería donde Ana María Juárez vivirá una historia de amor truncada de repente con Álvaro de Valcárcel. Son adolescentes cuando los separan y sus vidas, tan diferentes, no volverán a ser las mismas separados.
Porque una novela de este tipo debe llegar al corazón de los lectores. Y esta lo hace y hasta dejará compungidos a los más sensibles. Como llegará de forma certera la desgracia humana que hace que en tiempos difíciles busquemos un chivo expiatorio para nuestros malos. Siempre con un denominador común, sea el siglo que sea: el diferente siempre será el foco de las críticas, de las denuncias y del odio.
‘El fuego de la hereje‘ es una lectura más que recomendable para comprender hasta qué punto el amor, además de ser el sentimiento más placentero, también puede llegar a ser el más doloroso. Porque la llama y el fuego que despierta en los cuerpos de los amantes puede servir tanto para alumbrar sus destinos como para hacerles sucumbir y convertirlos en cenizas.
Y aquí entra en juego la eterna lucha entre el destino ya marcado en todos nosotros y la capacidad individual de luchar por nuestra libertad en un universo en el que no hay esperanza si no soñamos con el libre albedrío.