Reseña de la novela El enigma de la habitación 622 de Joël Dicker

Reseña de la novela ‘El enigma de la habitación 622’, de Joël Dicker

Un trabajador del hotel Palace de Verbier de Ginebra (Suiza) hace su ronda por las habitaciones a primera hora de la mañana durante el Gran Fin de Semana del Banco Ebezner, en el que se tiene que nombrar al nuevo presidente de la entidad tras la muerte de Abel Ebezner. Cuando llega a la habitación 622, se encuentra con que está ligeramente abierta y cuando entra, ve un cadáver. Alguien ha sido asesinado.

El enigma de la habitación 622 (Alfaguara, 2020), es un nuevo thriller de Joël Dicker y de nuevo, como en sus novelas anteriores, el foco central del libro es la investigación de un crimen años después de que la policía no pudiera en encontrar al culpable. Pero en esta ocasión, el protagonista de la investigación no es el alter ego del autor, Marcus Goldman, sino él mismo: Joël Dicker, quien directamente se mete en su propio libro porque es no solo una novela negra, sino un homenaje a su editor Bernard de Fallois, fallecido en 2018.

Dicker acaba de perder a su editor, a quien le encumbró en el mundo de la literatura, y le cuenta su historia a Scarlett Sloane, una mujer que se aloja en la habitación contigua a la suya en el hotel de lujo Palace cuando él va a tomarse unas vacaciones. Pero allí se dan cuenta de que después de la habitación 621, el hotel tiene la 621 bis y después la 623. De esta manera, los dos descubren que hace unos años hubo un asesinato en esa habitación y para que no afectara al negocio, el señor Rose, dueño del hotel, cambió la numeración.

Con un estilo similar al de libros como La verdad sobre el caso Harry Quebert o El Caso Alaska Sanders, Dicker elaborar una trama en la que nadie es quien parece y es difícil descubrir al asesino. En este caso, además, a la propia víctima, que no se nombra al inicio. ¿Quién muere y quién mata el fin de semana en el que el Banco Ebezner nombra al sucesor de Abel Ebezner? Todo gira en torno a las vidas de los protagonistas de la novela El enigma de la habitación 622: Macaire Ebezner, hijo de Abel; su mujer Anastasia; Jean-Bénédict y Horace Jansen (primo y tío de Macaire); Lev Levovitch y Sinior Tarnogol.

La novela hace un recorrido del pasado al presente, con varias escalas temporales intermedias y una narración en primera persona, como es lo habitual en las novelas de Joël Dicker. Dicker «personaje», mientras cuenta su vida con De Fallois y cómo decide que tras su muerte nunca más tendrá otro editor (en la vida real, de hecho, el escritor autoedita sus libros). Esa traslación de la vida personal del escritor a la novela se mezcla de manera soberbia con la historia. Una trama muy enrevesada y sorprendente en la que tendrán al sargento Philippe Sagomore, de la brigada criminal, quien investigó el caso, como una de sus fuentes de información durante la novela para su investigación paralela.

El enigma de la habitación 622 es un thriller en el que hay dos grandes rivales tanto en lo bancario como en lo personal: Macaire Ebezner y Lev Levovitch. Macaire es un personaje muy histriónico y caricaturesco, vago y que da por hecho que su apellido le pone en bandeja de plata la presidencia del banco porque siempre ha pasado de padres a hijos. Por lo que muerto su padre, a él le corresponde presidir el banco. Pero hay una lucha de poderes con el resto de personajes de la novela y, sobre todo, con Levovitch, un hombre hijo de Sol Levovitch, que llega al banco sin conocimientos financieros aparentes y desde el inicio es el ojo derecho de Abel Ebezner. Y, por lo tanto, rival absoluto de Macaire, quien le tendrá siempre envidia pese a su amistad.

En ese dúo bancario también se interpone Anastasia, ya que hay un trío amoroso como trama personal que se compenetra con el futuro del banco y la resolución del caso. Lo cual complica la historia y la llena de muchos detalles de gran interés para el lector, pues todos tienen algo que ocultar, los Levovitch, en realidad, no son los únicos actores. En este baile de máscaras, que se parece mucho más a una comedia de enredo que los otras novelas de Dicker, como El Caso de Alaska Sanders -con la que coincide hasta en el hecho de que para investigar la hemeroteca en un periódico, Goldman y Dicker se tienen que suscribir al periódico en cuestión- o incluso El Libro de los Baltimore, que son mucho más dramáticos.

Porque El enigma de la habitación 622, aunque tiene su lado muy romántico como homenaje a su mentor, es un ejercicio más cómico, con personajes más estrafalarios que la seriedad de las investigaciones y personalidades de los otros libros de Joël Dicker. Macaire Ebezner es quizás el máximo exponente de la comedia más propia del teatro que de una novela y, sobre todo, de lo que el escritor suizo nos tiene acostumbrados. Incluso puede llegar a desentonar en algunos momentos la personalidad de Macaire en la esfera del mayor banco suizo.

La novela, además de una historia de dinero, traiciones, amores y desamores, de vender el alma al mismísmo diablo (encarnado por el misterioso Sinior Tarnogol) y hasta de secretos de Estado, es, de nuevo, un ejercicio de metaliteratura. Joël Dicker prescinde de personas a los que trasladar parte de su vida para estar él mismo en la novela. Y lo hace al estilo de Goldman, solo que en lugar de investigar junto a un policía como Perry Gahalowood, lo hace con una extraña y entusiasta mujer a la que conoce en el Palace de Verbier.

Y claro, la investigación que hace Dicker se convierte en una novela que es, a su vez, la novela que está leyendo el lector, aunque con una trama más compleja que no se puede comentar en esta reseña para no destripar nada. Porque la novela El enigma de la habitación 622 es una prueba más de lo gran escritor que es Joël Dicker, de cómo su estilo de novela negra ha irrumpido con fuerza en la última década, desde que publicara La verdad sobre el caso Harry Quebert en 2012. Con el paso de los años, se ha hecho con un lugar más que merecido entre los mejores escritores del género negro o policial en la actualidad. Un escritor que no termina de cansar aunque la estructura de estos libros sea tan similar entre ellos, no se puede decir que leído uno, leídos todos, afortunadamente.

Finalmente, hay que decir que El enigma de la habitación 622 es una novela que, también es verdad, engancha menos que las otras que he reseñado en esta página web. No es que la trama no sea interesante ni magistral, que lo es, sin lugar a dudas. Pero tal vez por esa exceso de comicidad de Macaire Ebezner, la lectura es diferente, es un personaje que me desentona un poco del resto, como su secretaria Cristina, el misterioso Wagner o el psiquiatra Kazan. Aun así, este es un libro que merece la pena leer, es de una gran calidad con una historia hilada a la perfección.

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