Portada de Besar al detective

Reseña de la novela ‘Besar al detective’, de Élmer Mendoza

El detective Édgar ‘el Zurdo’ Mendieta de la Policía Ministerial de Culiacán (México) debe investigar la muerte de un hombre que ha sido asesinado y que resulta ser un adivino, Leopoldo Gámez, que tiene relación con narcotraficantes porque también a ellos les lee el futuro. Al mismo tiempo, en una emboscada la capisa del cártel del Pacífico, Samantha Valdés, resulta gravemente herida y es traslada al Hospital Virgen Purísima, donde el doctor Jiménez debe salvarle la vida rodeada de policías, militares y sus secuaces, como Max Garcés.

Besar al detective (Literatura Random House, 2016) es una extraordinaria novela policíaca del escritor Élmer Mendoza, representante de la narcoliteratura en México y cuya narración va ser muy difícil de seguir en principio para el lector primerizo de este novelista mexicano. El motivo es no solo el lenguaje y la jerga mexicana y del mundo de la droga, sino el estilo narrativo de Mendoza.

Todas las voces aparecen mezcladas en una vorágine complicada de aprehender en primera instancia si la lectura no es sosegada. Porque esta novela, alejada totalmente de lo que acostumbramos a leer en España (libros de escritores españoles o traducciones al español), tiene al narrador, a los personajes, a sus pensamientos, mezclados y sin las habituales separaciones, es decir, sin puntos y aparte ni guiones para separar diálogos de narración. Sin entrecomillas para los pensamientos.

Por eso ‘Besar al detective‘ es una novela que hay que leer despacio y sabiendo a qué se va a enfrentar uno como lector. Pero en cuanto el cerebro del lector diferencia las voces y las separa, disfrutará de la tremenda calidad literaria de Élmer Mendoza y de esta historia en la que ni los narcos son los malos del todo (entendiendo maldad 100% por la que supone que una persona no puede hacer ningún gesto de bondad o preocupación por los demás) ni los policías son los buenos sin que haya lugar a dudas. Es una novela en la que no solo las voces se mezclan, también los comportamientos. Y no se pueden dividir, no hay línea que separe el bien del mal en esta novela.

Porque Édgar ‘el Zurdo’ Mendieta no es un policía ministerial cien por cien honesto ni legal, porque tiene como amigo a un sicario, El Piojo Daut, porque es un viejo amigo de la capisa Samantha Valdés, porque sus métodos no se rigen siempre por la legalidad, lo que queda muy bien reflejado en cómo se comporta durante su viaje a Los Ángeles (Estados Unidos), donde viven su exmujer, Susana, y su hijo, Jason. Los buenos no siempre son buenos y los malos no siempre son malos. La vida no es blanco y negro. Y en esta novela mucho menos.

Porque si hay varias cosas seguras para quien escribe esta reseña de ‘Besar al detective‘, de la serie del detective Mendieta, además de lo ya dicho sobre su estilo narrativo, es que el bien y el mal en el mundo del narcotráfico plasmado en sus casi 300 páginas no son como el agua y el aceite. Los que un día están del lado del «bien» al día siguiente, si no están muertos, pueden estar del lado del «mal». Y viceversa. ‘El Zurdo’ Mendieta es un claro ejemplo de esto, ya que durante la novela el lector se dará cuenta de que está a medio camino entre ambos bandos.

Entre otros motivos, por sus sentimientos por la capisa Samantha Valdés. Unos sentimientos, los que tiene ‘El Zurdo’ Mendieta por la capisa, que se repetirán por Ediht, la amiga de la agente Gris Toledo que le organiza la boda; y por Susana, exmujer del detective y madre de su hijo, Jason. Este trío de mujeres mostrará a un detective quizás demasiado enamoradizo, quizás no muy dotado en las artes de la inteligencia emocional.

Sus titubeos como policía corrupto (no es el único de esta novela) lo saben tan bien en el cártel que llegarán a protegerlo y a tratarle como uno más, aunque sepan que no lo es. En este punto el lector descubrirá la encrucijada en la que acabará por encontrarse el detective y en la que con el FBI de por medio, deberá tomar una decisión que será crucial.

Pero no es este el principal tema de ‘Besar al detective‘, sino el asfixiante, violento y caótico mundo del narcotráfico y la lucha policial contra esta lacra social, un negocio que mueve decenas de miles de pesos mexicanos en sobres de unas manos a otras con una terrible facilidad, y millones y millones en total. Y cuyo destino, aunque este punto no aparezca del todo reflejado en esta novela, es el consumidor de Estados Unidos. La otra cara del drama. La otra cara de la misma moneda, trata en la novela El poder del perro.

Una moneda que gira y gira y, cuando para, acaba con la muerte de alguien. O de muchos. O de pocos. Pero siempre con la muerte de por medio, como ocurrirá una y otra vez en ‘Besar al detective‘, una novela difícil de leer hasta que el lector se acostumbre al estilo narrativo tan vertiginoso del autor, en la que el caos está siempre de por medio, como en todas las balaceras (tiroteos) tan bien narradas en la obra, y en la que encontramos una voz totalmente madura como es la de Élmer Mendoza.

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