El poeta es como un niño escribiendo una carta de amor a una mujer. Desea escribir las palabras exactas, no errar en absoluto, no cometer un solo error a la hora de transformar lo que siente su corazón en palabras. Salir a la calle y gritar el nombre de la mujer para que todo el mundo sepa que existe.
El poeta es también como ese hombre que disfruta de la sexualidad de las mujeres a las que ha amado, de la primera a la última, grabando en su piel, en su mente, en su corazón y, en definitiva, en su cuerpo, las memorias de esos cuerpos que durmieron y sudaron junto al suyo. Amar a la mujer definitiva con el amor que ha aprendido de las pasadas y que recuerda, pero que ya no volverán.
‘Mano a mano‘ (Playa de Ákaba, 2017) escrito por Antonio Manzano Molina, es un poemario de amor, es un conjunto de versos y de relatos, llenos de palabras, como toda obra literaria. Pero también lleno de amor, y de eso no están todos los libros llenos. Aunque lo mejor es que, en realidad, sí lo estén. Amor por una mujer, por la vida. Un amor que hace que el hombre, el poeta, esté desamardo y cautivo ante ella.
En este poemario, que va in crescendo en pasión, el autor se desnuda ante sus sentimientos. Porque solo desnudos nos podemos mostrar tal y como somos. Con nuestros miedos -a la muerte, al desamor o a lo que sea-, pero también con nuestras fortalezas. Solo desnudos nos podemos entregar a quien amamos. Y solo desnudos nos podemos vestir verso a verso y desnudar poema a poema. Relato a relato.
Antonio Manzano Molina, en verso libre y reconociendo que el soneto se le escapa de las manos, demuestra que todos los poetas quieren dejar su impronta en la literatura y escribirle al amor. Directamente, si es posible escribir de forma directa a un concepto, a una idea, a un sentimiento, a algo inabarcable con la razón. O indirectamente, a través de su encarnación en un cuerpo, en este caso, de mujer a la que escribe el poeta.
Una mujer que le dice lo que siente y le pide sinceridad y honestidad. Y lo hace sin necesidad de artificios. Porque quizás solo los poetas le buscamos las metáforas al amor y a todos los sentimientos, y muchas veces, o siempre, necesitamos a alguien que nos lo diga todo a la cara de forma clara. Así, más sencillo y directo.
Porque los poetas somos niños que en cada poema nos aplicamos, como lo hace el pequeño que está aprendiendo a escribir y coge con fuerza el lapicero y escribe en su cuaderno de caligrafía, sacando la lengua por el lateral de su boca, relamiéndose ante el trabajo bien hecho con esfuerzo.
‘Mano a mano‘ parece estar escrito así, midiendo cada verso (en los poemas) y cada línea (en los relatos). Dejándose la sangre, partiéndose en dos, hendido por el amor, por el erotismo, por el sexo, por la primavera que está por llegar (es precioso el poema sobre la primavera, como el de la dulzura ante la que se espera a la muerte).
Lector, le animo a comprar este poemario, en el que en estos sencillos versos su autor resume qué es la poesía amorosa o dedicada al amor:
La poesía de amor es siempre nueva
la más exquisita y al tiempo socorrida
al alcance de pocos y manos de cualquiera.
(…)
La poesía de amor es la más pura y exquisita,
ni estuvo ni estará al alcance de cualquiera.