La Villa de Alcalá a comienzos del siglo XVII verá cómo el pequeño Bernardo de la Torre es vendido por su padre al impresor Juan Costa, convirtiéndose en su aprendiz, con lo que da inicio una historia de amor, de odio, mentiras, realidades ocultas, magia, libros, ambición por el poder y todos los ingredientes de una buena novela histórica.
‘El susurro de las ninfas‘ (Playa de Ákaba, 2017) narra con detalle y exquisitez la vida en la ciudad cuna de Miguel de Cervantes desde los ojos de un niño (y del resto de protagonistas, ficticios y reales) que primero llora por no comprender por qué su destino es el que es, y que finalmente aprenderá todo lo relativo al maravilloso mundo de la imprenta en paralelo, precisamente, a la publicación de la obra magna de la literatura universal en castellano, ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha‘.
Pero no es Miguel de Cervantes ni su obra magna lo principal de esta novela, sino las pequeñas historias que forman parte de la gran Historia, con mayúsculas. Porque el futuro impresor Bernardo de la Torre, el Corregidor Diego Flores, el nigromante Amador de Velasco, Fray Francisco o sor Inés de Jesús, así como Juan Costa, su esposa Luisa de Antequera e hijos, y otros muchos son personajes que habitan un microcosmos dentro del cosmos mayor de la Historia.
En una Villa azotada de vez en cuando por la peste y en la que la Iglesia Católica luce todo su poder, Diego Flores hará todo posible, incluido matar, para conseguir sus objetivos e ir trepando en la pirámide del poder de Alcalá. Enfrentándose en numerosas ocasiones a las competencias en materias judiciales que incluso tenia el Rector de la Universidad de Alcalá por aquellos años.
Uniendo realidad y ficción, Kandu Banna retrata de forma genial cómo era Alcalá de Henares en aquellos años en los que el Conde-Duque de Olivares llegó a ser uno de los hombres más poderoso de la Historia de España, en los que los hombres de la Iglesia no eran tan castos como se les presupone, las intrigas por el poder azotan hasta en la vida cotidiana de los más inocentes, y los personajes históricos como el Conde-Duque de Olivares o la reina Isabel de Borbón (también aparecen otros como el Duque de Lerma o el arzobispo Bernardo de Sandoval y Rojas) desfilan y son recibidos con la mayor gala posible por los alcalaínos.
Porque ‘El susurro de las ninfas‘ habla de esto y de mucho más. De libros prohibidos y de la búsqueda de uno de ellos en concreto por parte del nigromante Amador de Velasco. De la trama verdaderamente brillante que dio luz a la construcción del Monasterio de Las Bernardas junto al Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares. Y del poder de las letras y del conocimiento.
Esta novela, además de una genial trama a nivel histórico y con gran detalle de la vida en Alcalá en la primera mitad del siglo XVII, es, sobre todo, un homenaje a las letras. A los libros. Al conocimiento. Y a las imprentas. Un gran salto evolutivo en el conocimiento humano, el de la imprenta, que hará poner en boca de sus usuarios palabras y pensamientos similares que los que decimos y pensamos actualmente con la revolución tecnológica del siglo XXI.
Pero con más o menos tecnología entre las manos, las pasiones humanas eran las mismas en el siglo XVII que en el XXI: el amor sigue uniendo a los seres humanos de igual forma que el odio las separa; el conocimiento sigue siendo la gran fuente de poder para muchos (si no, que le pregunten a quienes hayan oído la afirmación de que el ‘Big Data’ es el petróleo del siglo XXI); la ambición por el poder lleva a cometer los más graves de los pecados; los poderosos intentarán por todos los medios pisotear a los débiles; y algunos débiles querrán rebelarse, pacífica o violentamente.
Estos ingredientes y más están incluidos en esta novela histórica, ‘El susurro de las ninfas‘. Hay personas que nacen destinadas a hacer grandes cosas. Otras, a vivir detrás de una meta que nunca llega. Los pequeños pueden hacerse grandes, los giros del destino son impredecibles. Como las visiones de Sor Inés de Jesús, una joven novicia que será la encargada de gestionar la vida de cada vez más monjas y cuyo papel irá ganando en relevancia a lo largo de las páginas de esta novela.
La Inquisición, los libros prohibidos (leer aquí la reseña de ‘El taller de libros prohibidos‘, novela histórica ambientada también en la villa de Alcalá en época similar), el ansia de poder y de conocimiento, las traiciones y amistades, los castigos divinos, la devoción, la ciencia contra las creencias religiosas, la vida frente a la muerte… tienen su papel en esta novela. Que gustará a los lectores que la lean y, sobre todo, a los alcalaínos que se encuentren con una maravilla de novela de ficción que les parecerá tan real, tan verosímil y tan creíble, que conocerán así mucho mejor su ciudad, Alcalá de Henares.