Esta tarde a las 19.30 horas, estaré en la sede de la Universidad Carlos III de Madrid, situada en Getafe, para participar y acompañar a los escritores de la editorial Playa de Ákaba con los que he colaborado en la antología ‘No me silencies, escúchame‘, una obra con la que pretendemos concienciar a la sociedad para luchar todos juntos contra la violencia de género.
Por eso, con motivo de la celebración hoy 25 de noviembre del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, estaremos uniendo todas nuestras voces, en forma de relato o de poesía, para apoyar a las víctimas, para decirlas que muchos hombres y mujeres estamos con ellas y, por lo tanto, contra los maltratadores.
Mi colaboración en esta antología es un poema titulado ‘Una rosa sin dueño, una rosa sin miedo‘, y es la historia de una mujer que supera el maltrato y demuestra su coraje y fortaleza lanzando una rosa, que cruza el océano con la fuerza que le da la mujer al recuperar su vida y su libertad.
Una rosa sin dueño, una rosa sin miedo
Una rosa vuela por el cielo
perfumada con gotas de rocío,
sin conocer la palabra miedo,
sin dejarse engañar por los te quiero
que esconden ese golpe cruel y frío.
Ahora tu mano escribe tu vida,
no maquilla tus ojos amoratados,
no oculta tu bello rostro a tu hija,
no tiembla asustada noche y día
ni da de comer a quien se creyó tu amo.
Tu dulce boca es como una fuente
que hace brotar sonrisas, no hilos de sangre,
que no tiene miedo a decir quién eres,
que hoy grita lo que de verdad sientes
y reta a quien quiere que se calle.
Tus mejillas te muestran feliz,
son del color de las más bellas rosas,
tu rostro está ilusionado por fin
y tus labios anhelan besar, reír,
beberse la vida en una copa.
Tus ojos escaparon de la noche,
contemplan el arco iris nacer
y sienten su cálido y mágico roce,
con cada mirada sus grilletes rompes
este día de doble amanecer.
Tus brazos ahora abrazan a quien amas,
no tus moradas y temblorosas piernas,
ya no son escudos en noches airadas,
él ya no te clava sus falsas palabras,
ni te hiere con sus viles promesas.
Tu piel desnuda ya no es un insulto,
deja que en ella se refleje el sol,
ya no está la infame huella de su puño,
tu cuerpo siempre fue, es y será tuyo,
sonríe a la vida y al verdadero amor.
Ahora tu mano es segura y firme
diciendo «Basta» y acariciando pétalos,
para elegir cuándo quedarte o cuándo irte,
para pasar página, no estar más triste
y lanzar el pasado al fin del océano.
Una rosa vuela por el cielo,
escapa del silencio y la soledad,
fugitiva de falsos sentimientos
es una rosa sin dueño, sin miedo
y con la belleza de la libertad.