Juan Callado es un forastero que llega un día a Vera del Cala, un pueblo en el que las noticias se dan mucha prisa, todos se conocen entre ellos y el trabajo lo da Tiberio Fernández, quien para muchos es un explotador, otro de tantos en la historia del campo en España. Al llegar, Juan Callado conseguirá trabajo para Tiberio Fernández y entablará una amistad con Simón, el dueño del bar al que siempre va a beber y que le da alojamiento.
Así empieza la novela ‘Juan Callado anda suelto‘ (Playa de Ákaba, 2017. Colección ‘La historia que contamos’), de Gustavo Partenos, una obra en la que las verdades y las mentiras se confunden en un pueblo, Vera del Cala, en la que los forasteros son mirados de reojo.
En este ambiente, Juan Callado llega perseguido por la ley intentando encontrar una vida tranquila. Aunque página a página el lector se dará cuenta de que este es un tipo de hombre al que le atraen los problemas.
Tiene un imán, una atracción hacia ellos que no puede reprimir. Eso le sucede tanto en las relaciones con las mujeres -aunque no sean las más aconsejables, él las busca y está en el filo de la navaja entre desearlas y alejarse de ellas- como en sus negocios y vida laboral. Y eso, claro, lleva aparejado que las fuerzas del orden no le quiten el ojo de encima.
Narrada en primera persona por su protagonista, ‘Juan Callado anda suelto‘ está escrita con una prosa ágil, muy atrayente para el lector, descriptiva tanto a nivel de ambientación y localizaciones, como a nivel introspectivo. El lector pensará junto con el protagonista, sabrá qué siente, cómo sufre, en primera persona. El manejo de la primera persona no es sencillo, pero Gustavo Partenos lo maneja muy bien.
Justo lo contrario de lo que le sucede al protagonista en su relación con las mujeres, como ha quedado dicho. Le atraen, parece ser, las relaciones que le llevan por el mal camino, las que le van a provocar problemas, las malas compañías, las que darán de hablar en el pueblo, las que le pondrán en el punto de mira. Y eso provoca que los encuentros tengan que ser, muchas veces, furtivos.
Porque furtiva es la existencia de Juan Callado, con un pasado delictivo que no podrá quitarse de encima. Lleva demasiadas piedras en la mochila y en lugar de ser un montañero que se quita peso para poder llegar a la cima sano y salvo, no puede reprimirse y las circunstancias y su propia naturaleza le llevan a meterse más piedras. Con el consecuente peligro de caerse de la montaña y matarse.
Porque es, usando otro símil, un equilibrista que se tambalea sobre la cuerda floja, sin red, y balanceándose a propósito. Le gusta el peligro, una vida hogareña y tranquila no va con él. Por eso, aunque al principio pueda dudar, se someterá a todas las órdenes de Tiberio Fernández, enemistado de por vida con su enemigo, la empresa PESTISUR, con la que tiene un litigio legal cuyo inicio, consecuencias y fin conocerá el lector paso a paso.
‘Juan Callado anda suelto‘ es una de esas novelas que un lector debe tener en su biblioteca. No se hace pesada en su lectura, cada palabra está medida, las idas y venidas temporales tienen sentido y atraerá al lector a la atmósfera de secretos, mentiras y peligros de un pueblo del campo español, en el que se mantienen rencillas desde hace años atrás, una tensión que no desaparece nunca, desde la Guerra Civil y la postguerra. Tensiones que aumentarán aún más si cabe con la llegada de Juan Callado.
Espléndida y agobiante. Una de esas novelas que no puedes dejar de leer. Repleta de imágenes cinematográficas y de planos imposibles que se entremezclan y crean un universo de imágenes muy real y agobiante. Gran literatura sin duda. Algunas descripciones me han recordado al mejor Nabokov, cuando aparece por primera vez Lolita y el lector simplemente la ve. Está novela se ve, siente y se disfruta. Enhorabuena al autor!
Hola, María, es una muy buena novela efectivamente, tiene esos componentes que dices.