Peter Booijink es un holandés experto en plataformas petrolíferas cuyo próximo destino es una plataforma en Saigón (Vietnam), país al que viaja acompañado de su mujer francesa, Lorena Booijink, con la que tiene una relación que podemos calificar como tóxica, y su hija Anne, a la que cuida más una mujer vietnamita llamada Y Lan que sus propios padres. En Vietnam, Peter debe llevar a cabo una misión, pero todo será menos normal y plácido de lo que esperaba al reencontrarse con su viejo amigo Bjorn Kartunen.
‘Amante en Saigón‘ (MundoPalabras, 2018) es una novela escrita por Rubén Martínez Castejón, médico de la comunidad extranjera en el país del sudeste asiático y que retrata todos los mundos posibles, tan iguales y tan diferentes, en una ciudad como Saigón, donde el calor es extremo y eleva los deseos carnales hasta cotas demasiado altas de violencia e inconsciencia. Y eso al final provoca que las olas que no son capaces de derribar las plataformas de las compañías petrolíferas, acaben por aplastar las vidas humanas.
En esta novela, el protagonista es un hombre que no sabe mostrar sus sentimientos ni percibir los de quienes le rodean debido a que padece el síndrome de Asperger. Por lo que aunque pueda parecer un hombre frío y sin piedad, en realidad Peter Booijink resulta ser un hombre solitario a pesar de que tiene lo que otros nunca podrán alcanzar: una familia.
Sin embargo, su familia está demasiado alejada de él como para serlo de verdad, y dedicará todos sus esfuerzos al trabajo, que su mujer en realidad desconoce, mientras ella se adentra en las profundidades de la infidelidad. Entre tanto, además de la reaparición de los fantasmas del pasado de Peter, encarnados en Bjorn Kartunen, el elemento que falta para el triángulo amoroso, esta historia se verá entrelazada con varias más, entre ellas del psiquiatra pelirrojo Allistar.
Este médico, que esconde un oscuro pasado, es el que conocerá los pormenores de la historia de toxicidad procedencia del desconocimiento de Lorena acerca del síndrome que padece su marido. El que conocerá los deslices de Lorena Booijink mientras se hunde en las noches de alcohol y sexo con prostitutas vietnamitas, tan unido en el fango de la vida humana, con un corazón y un alma tan quemados por el napalm como la propia Lorena.
Para quien escribe esta reseña de ‘Amante en Saigón‘, esta obra tiene una narración directa y cruda que muestra al lector la perversión y el sexo fácil y barato que se puede encontrar en Saigón, una ciudad en la que la vida vale una miseria, lo que cada uno esté dispuesto a pagar o cobrar por ella. Una ciudad en la que las traiciones se dirimen en el sexo sudoroso que humedece las sábanas. Pero ningún cuerpo, en realidad, es capaz de satisfacer las necesidades humanas de salvación de ninguno de los personajes principales de esta telaraña narrativa
La narración transcurre principalmente en Saigón, donde los ricos tienen unas vidas tan alejadas de los pobres en sus torres de marfil (a veces con las vistas de la ciudad tapadas por la venganza de los pobres), que parece que es verdad que en este mundo existe más de un mundo, más de un universo. Y eso provoca desigualdades y desesperación frente a la opulencia, la superficialidad y la banalidad de quien, en apariencia, lo tiene todo porque el dinero es todo y tiene de sobra.
Estos opuestos, que en determinadas circunstancias son polos magnéticos que se atraen, están personificados por Hung y Huyen. Hung es un joven fotógrafo con un hermano, Nam, adicto al juego y cuyo padre intenta alejarle de los vicios del dinero y le habla de la honestidad del trabajo, aunque este avoque a la pobreza eterna. Por el contrario, Huyen, rodeada de la falsedad que lleva asociada la cercanía de personas con dinero, pero con corazones y mentes vacías, es una chica que tiene todo el dinero que quiera gracias a la riqueza de su madre y al oscuro poder de su padre.
Todos estos personajes estarán unidos por lo peor que esconde el ser humano bajo su apariencia de fragilidad en un planeta habitado por tantos depredadores de mayor tamaño. Pero en la raza humana los depredadores también existen, como sus presas, que en algunas ocasiones caen rendidas al peligroso juego de la infidelidad. Kartunen es uno de esos depredadores y como sucedió en el pasado, cuando ya vivió un triángulo amoroso con Peter y su exnovia Elianne, la perdición le acompañará de la mano en su reencuentro con Peter al conocer a Lorena.
‘Amante en Saigón‘ es una historia cruel de cómo todos nos engañamos a nosotros mismos y hasta a las personas que nos quieren y harían cualquier cosa, como llevar a un bebé secuestrado en el baúl trasero de una moto de una pizzería, por salvar nuestras vidas. Una historia sobre los bajos instintos humanos y cómo el sexo es capaz de nublar cualquier atisbo de razón, máxime cuando se mezcla con el alcohol. Una historia en la que el pasado siempre regresa, aunque hagamos lo posible por borrar todos nuestros recuerdos.
Porque si bien es cierto, como dice un personaje de esta narración, que el exceso de memoria conlleva la falta de felicidad (no recordar el pasado tampoco es la mejor opción porque lleva a la represión interna y a no afrontar los traumas), los recuerdos siempre vuelven, tarde o temprano. O nunca se marchan si son recuerdos que se comparten en las redes sociales, como la fuga de Hung y Huyen, que ella publica en su perfil de Facebook creando un encendido debate en una sociedad cada vez más individualista, etérea y consumista en la que se miran más las pantallas que los ojos de las personas.
Porque ‘Amante en Saigón‘, además de un potente relato del poder del sexo y la incomprensión de quien padece Asperger sin que lo sepa su mujer, también es una gran crítica de la banalidad del mundo, de la excesiva importancia que se les da a los que quieren ser héroes famosos en las redes sociales y ganar dinero de forma fácil y rápida.
En definitiva, esta es una gran historia de sexo, traición, incomprensión, relaciones de amor y odio, traumas que nunca se superan por mucho que se ahogan en Chivas 12 o en whisky de malta escocés Lagavullin, pobreza y riqueza en un país como Vietnam y sus ciudades como Saigón, tan desconocido para los occidentales, para los europeos, y retratado a golpe de bisturí literario por el autor de esta novela, Rubén Martínez Castejón.